Google desprecia a sus youtubers, y YouTube Premium es la prueba

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YouTube Premium y el desprecio de Google hacia sus creadores

Google lleva años utilizando a los youtubers para que YouTube se introduzca en otros negocios y ganar dinero a su costa. Ni Google lo está consiguiendo, ni los youtubers tiene opción más que quejarse amargamente ante la falta de alternativas.

Por Diego López García  |  03 Agosto 2018

A finales de 2006, Google compraba YouTube por 1.650 millones de dólares, en la por entonces mayor operación financiera de internet. Muchos se echaron las manos a la cabeza por el precio pagado, pero Google supo claramente ver que el futuro de la red estaba en el móvil. La compañía no ha desvelado desde entonces cuánto dinero saca de YouTube, pero los analistas valoraron la plataforma de vídeos en 40.000 millones en 2014, 70.000 millones en 2016... y más de 100.000 millones este año.

Una cosa está clara, YouTube se ha convertido en la referencia para consumir vídeo corto online, y otorga una increíble influencia a Google. Es más, tras varios intentos fallidos de crear una red social, YouTube es lo más parecido a una red social que Google ha conseguido montar.

Dentro del mastodóntico universo que es YouTube, hay claros y sombras en la plataforma. Tal vez más sombras que claros últimamente. Porque Google mira con envidia a Netflix y cómo consigue ingresos a la vez que mantiene una imagen impoluta. En YouTube, la gran mayoría de contenido lo generan los youtubers, con los problemas de control de calidad que eso conlleva. Más difíciles de gestionar que una serie de Netflix y mucho más difícil de rentabilizar, sobre todo si pretendes hacerlo todo con un algoritmo y mínima intervención humana.

YouTube lleva años intentando monetizar en serio sus contenidos, y por ahora las cosas no están saliendo como querían. Porque la estrategia de YouTube es clara: alejarse todo lo posible de sus creadores tradicionales para convertirse en todo eso que no es ahora y sí son sus rivales. El público, su público, mientras tanto, sólo crece por donde ellos no quieren: los youtubers.

Basta echar un vistazo a las mayores iniciativas que Google ha puesto en marcha recientemente para ver dónde tienen puesto el foco:

  • YouTube TV: Una App que es todo lo que YouTube no quería ser en un principio. Sólo disponible en Estados Unidos, te ofrece la posibilidad de ver (y "grabar" en la nube) los principales canales de pago americanos por 40 dólares al mes. El servicio lleva la marca YouTube pero no tiene nada que ver con YouTube: se trata de un servicio independiente con precios, contenidos y apps independientes.
  • YouTube Originals: Es la apuesta de YouTube por los contenidos propios que han catapultado a Netflix al estrellato. Aunque arrancó echando mano de sus youtubers más carismáticos como PewDiePie para intentar atraer a sus fieles, el servicio ha girado ya a series más tradicionales. 'Cobra Kai', la secuela de 'Karate Kid', es por ahora su mayor éxito, y YouTube quiere seguir por esa senda con nuevos encargos.
  • YouTube Music: Es cierto que mucha gente utiliza YouTube para ver vídeos musicales, pero YouTube Music es, simple y llanamente, una alternativa para competir con Spotify y Apple Music. Una app separada, que una vez más utiliza la marca YouTube para adentrarse en un mercado todavía si cabe más tangencial al propósito original de la compañía.

Aprovechándose de los youtubers para luego darles la patada

Especialmente sangrante es este último caso, el de YouTube Music y YouTube Premium. Google lanzó en octubre de 2015 YouTube Red, su versión de pago con la que intentaba ofrecer más ganancias a los creadores, puesto que la publicidad que vende YouTube raramente da para mucho, sobre todo fuera de Estados Unidos.

'Cobra Kai', secuela de 'Karate Kid', ha sido la primera serie original de éxito de YouTube.
'Cobra Kai', secuela de 'Karate Kid', ha sido la primera serie original de éxito de YouTube. YouTube

Por 10 dólares al mes, ofrecía todo YouTube sin publicidad, algunos contenidos exclusivos como los Originals y, de paso, regalaba el servicio de Google Music Unlimited (luego Google Play Music), por entonces el intento de competir con Spotify y Apple Music. Cuando un abonado de YouTube Red veía uno de tus vídeos, los creadores se llevaban un porcentaje de esa cuota.

Todo cambió en mayo de este año, cuando Google transformó YouTube Red en un nuevo producto, YouTube Premium, que pasaba a costar 12 euros al mes. Y, en lugar de incluir Google Play Music, lanzaba YouTube Music, que estaba incluido en esa cuota, pero que también podía suscribirse por separado, por 10 euros al mes.

Visto así, puede parecer una ganga: por sólo 2 euros al mes más tengo YouTube sin publicidad, con modo offline y, de paso, ayudo a mis youtubers favoritos.

Pero la realidad es que aquí Google está utilizando a sus maltratados youtubers para ganar una batalla contra Apple y Spotify. Porque YouTube Music puede contratarse por separado pero no existe ninguna opción de apuntarse al servicio premium de YouTube sin pagar la música.

Es decir, si ya eres abonado de Spotify o Apple Music, no puedes pagar 2 euros -ni ninguna otra cantidad- para ayudar a tus youtubers favoritos. La única opción es pagar todo el pack y tener dos servicios de música iguales o, como Google espera, que te apuntes al suyo y te dés de baja de la competencia.

Aquí, a los youtubers solo les queda lentejas: recomendar YouTube Premium a sus seguidores y vender sus bondades aunque Google les esté utilizando y al final sólo vayan a acabar llevándose las migajas de lo que los usuarios pagan por una suscripción.

YouTube tiene el monopolio y a los youtubers no les queda más que tragar

En medio de esta estrategia, los youtubers están cabreados: Google les cambia las normas para monetizar de la noche a la mañana y parece más atento de escuchar a los medios que a su propia comunidad. Ante cualquier crítica o escándalo que se desvela de YouTube, la solución de Google siempre suele ser unidireccional, por sorpresa, y sin avisar a sus creadores que, al fin y al cabo, son los que nutren de contenido y atraen a los visitantes a la plataforma.

Porque Google tiene por ahora la sartén por el mango. Como decían nuestros padres en las discusiones de adolescentes, esta es mi casa y yo pongo las reglas, si no te gustan, ahí tienes la puerta. Y afuera hace mucho frío.

No existe hoy en día alternativa viable a YouTube para creadores de contenido que quieran vivir de ello. Y eso es un problema. Vimeo o Dailymotion son los competidores más similares a la plataforma, pero su tráfico es ridículo comparado con el de YouTube.

La única en intentarlo ha sido Facebook, primero dando más énfasis al vídeo en su newsfeed, después lanzando Facebook Watch como una combinación de contenido semi-profesional y youtuber, y últimamente con Instagram TV, su servicio de vídeos largos en formato vertical para móvil. En los tres casos, Facebook se ha encontrado siempre con el mismo problema: paga inicialmente una cantidad a unos top players para que utilicen su producto (recordemos cuando pagó a BuzzFeed por hacer explotar una sandía en directo ante tres millones de personas) que atraen a unos pocos más pequeños. Cuando Facebook intenta que todo ruede sin pagar, y ante la ausencia de una estrategia de monetización, los grandes se marcha, y los pequeños van detrás.

Se le puede criticar mucho a Google y cómo trata a sus youtubers, pero al menos intenta que de sean recompensados de alguna forma, por poco o insuficiente que sea esta remuneración. Facebook, en cambio, casi siempre intenta que todo el mundo le ayude gratis para hacer caja después. Y una cosa es que miles de personas suban fotos de sus gatitos, y otra que multinacionales te produzcan vídeo gratis de calidad para tu plataforma.

Los gamers son los únicos que tienen alternativa, y YouTube tiene miedo

En toda esta historia de youtubers vs YouTube, hay un subcolectivo que sí ha empezado a causar problemas a Google: los gamers. El streaming de gameplays fue, originalmente, uno de los servicios más populares de YouTube y, todavía a día de hoy, es la fuente de ingresos de mucho de los principales creadores de la comunidad.

Y para ellos sí hay una alternativa viable: Twitch. El servicio de streaming de videojuegos comprado por Amazon en 2014 se ha encargado de ir cortejando a muchos youtubers que poco a poco sí se han ido trasladando a este servicio. Amazon ha incluido Twitch Prime dentro de sus servicios de suscripción de Prime y ha obligado a Google lanzar alternativas como YouTube Gaming. Es más, YouTube ha ido probando nuevas opciones de monetización exclusivamente para canales de gaming, como son las suscripciones por las que puedes "apadrinar" a un creador por 5 dólares al mes.

Aunque Twitch sólo es fuerte monetizando en Estados Unidos, ha demostrado como, cuando hay una competencia real, YouTube es capaz de ponerse las pilas y buscar alternativas para que sus creadores no abandonen el barco.

En el futuro no sabemos qué pasará, pero si Twitch decide diversificarse o Facebook por fin se decide a recompensar a sus creadores, es posible que el sector de los creadores de vídeo online se revitalice.

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