Hace 16 años, Steve Jobs cambiaba para siempre la historia con la presentación del primer iPhone
Aquella Macworld de 2007 fue un evento histórico, y no solo por el revolucionario producto que Steve Jobs mostró al mundo. Repasamos todo lo que no sabías sobre la keynote que lo cambió todo.
31 Enero 2023
|La primera llamada de la historia de un iPhone la hizo, quién si no, Steve Jobs. El afortunado receptor fue Jony Ive, al frente del diseño del producto. Tras colgar con él, decidió probar con un contacto más de su lista, Phil Schiller (director de marketing de Apple). Schiller cogió la llamada y lo primero que dijo fue: "Yo quería haber sido el primero...".
No era un simple capricho. Schiller sabía que en aquellos momentos se estaba gestando un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad. Y como en la llegada del hombre a la Luna, nadie se acuerda de Aldrin, la segunda persona en pisar nuestro satélite, sino de Neil Armstrong. 16 años después, Schiller tenía razón. No solo porque su llamada haya quedado relegada a un segundo plano, sino por la trascendencia histórica del evento (el Macworld de 2007) y del producto (el primer iPhone).
Aquel 9 de enero de 2007, hace ya quince años, se respiraba ambiente de día grande en el Moscone Center de San Francisco que albergaba la convención Macworld. Tras años de rumores, se esperaba la entrada de Apple en el mercado de los móviles, pero se desconocía absolutamente todo lo demás, desde su hardware a su software. "Hoy es el día que llevaba esperando dos años y medio", comentó un radiante Steve Jobs nada más comenzar el espectáculo. Nada como eso para elevar todavía más el hype, pero en realidad no mentía. El proyecto llevaba gestándose en secreto desde entonces (como sucede en la actualidad con el Apple Car o con las gafas VR que preparan los de Cupertino). Ni siquiera muchos ejecutivos de la compañía vieron el resultado del dispositivo hasta que se mostró al público en la Macworld. Incluso Google y Yahoo, por aquel entonces compañeros fundamentales en el desarrollo del iPhone, no conocieron cómo sería físicamente hasta poco antes del evento, teniendo que trabajar prácticamente a ciegas.
Los detractores del iPhone, que como veremos más tarde los había a raudales, dejaban caer que Apple había lanzado su flagship demasiado pronto, sin estar al 100%. También veremos a lo largo del artículo que no iban del todo desencaminados, y que lo raro es que esa presentación saliera tan bien con los fallos que registraba la primera demo del iPhone que Steve Jobs tenía entre sus manos la tarde del 9 de enero de 2007.
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Seguramente unos meses extra le habrían venido bien a ese teléfono, pero la empresa de la manzana no contaba con ese tiempo. Estaba obligada a mostrar ese mes de enero el producto ante la Comisión Federal de Comunicaciones, momento en el que perdería todo el secretismo y no tardaría en filtrarse. Steve Jobs no quería un comienzo tan descafeinado para lo que consideraba una "revolución", y movió cielo y tierra para darle al iPhone la bienvenida merecida.
Para ello, incluso tuvo que saltarse algunos cauces legales. Nada, poca cosa, solo usar el nombre del producto de manera ilegal. Apple no tenía la patente del nombre iPhone, que pertenecía legalmente a la empresa Cisco desde el 2000, cuando adquirieron una pequeña compañía llamada Infogear que había fabricado unos móviles con ese nombre. Cisco y Apple terminaron arreglando sus diferencias después, seguramente a través de un millonario acuerdo, pero Steve Jobs se la jugó, y pudo perder el nombre sobre el que se sustentaba un proyecto de dos años y medio, para poder presentarlo por todo lo alto.
"Hemos reinventado el teléfono"
Hasta entonces, Apple se vanagloriaba de ser un game-changer en la industria de las computadoras, con su Macintosh de 1984; y en la de la música, con su iPod de 2001. Pero no se había prodigado por el mercado de los teléfonos, a pesar que desde finales del siglo XX este demostró ser un sector más que rentable, con auténticos fenómenos de ventas masivas, casi siempre por parte de Nokia, cuyos móviles siguen siendo, dos décadas después, los más vendidos de la historia.
Se podría decir que Apple esperó el momento idóneo para cambiar las cosas. Y 2007 lo era. En aquel momento, la industria tradicional de los móviles daba signos de desgaste y estancamiento. El mercado viraba hacia una actualización severa del concepto de teléfono móvil conforme la tecnología global avanzaba e Internet se expandía en todos los elementos de nuestra vida. La clave pasaba por hacer un móvil más inteligente que supiera resolver estas necesidades, acuñando así el término smartphone. Desde 2004, la búsqueda del smartphone se convirtió en el principal objetivo de las compañías, sin saber bien todavía qué buscar exactamente. Sobresalió una idea en el entonces moldeable concepto: la Blackberry, que incorporaba un teclado QWERTY físico. Su éxito propició que Nokia, Motorola, Palm o Sony Ericsson comenzaran a crear modelos similares. Parecía que habían encontrado el camino de los smartphones, pero era un camino trampa. Apple decidió tomar otra ruta, y encontró el tesoro.
En la Macworld, Steve Jobs dijo: "Hemos reinventado el teléfono". Siendo justos, el iPhone no fue el primer smartphone (de hecho, el honor le corresponde al IBM Simon Personal Communicator de 1994), y tampoco fue el primer modelo con pantalla táctil. Lo que sí hizo (que no es poco) fue redefinir para siempre el concepto de smartphone, y cambiar profundamente el modelo de negocio del sector, ofreciendo algo verdaderamente inteligente con una tecnología muy avanzada con respecto a sus competidores en rapidez y prestaciones. Estamos ante un terminal tan legendario que hasta tiene el honor de ser el primero que incluía la app de una por entonces novata YouTube. Jobs lo definió como "un revolucionario y mágico producto que está literalmente cinco años por delante de cualquier otro teléfono móvil". También su precio estaba casi cinco veces por encima, todo hay que decirlo.
Más allá de la tecnología, lo que convirtió al iPhone en un fenómeno de masas y no en un producto de nicho era su facilidad de uso. El iPhone le declaraba la guerra a los primeros smartphones con teclado físico y a los lápices electrónicos (histórica la frase de Steve Jobs "nobody wants a stylus"). Apple nos estaba diciendo que la mejor forma de usar un móvil era tocando la pantalla con los dedos, y nos abrió un mundo lleno de posibilidades. A aquella presentación que cumple 15 años le debemos la forma con la que interactuamos hoy con nuestro teléfono. Aquella presentación es la 'culpable' de que el smartphone se haya convertido en el elemento más imprescindible de nuestras vidas.
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Un evento lleno de trucos y unas profecías que han envejecido mal
El CEO de Apple se deshizo en elogios del iPhone. Tampoco está mal la descripción que hizo la compañía en la nota de prensa oficial del producto, todavía disponible en su web. "Apple ha desvelado hoy el iPhone, combinación de tres productos: un revolucionario teléfono móvil, un iPod todo pantalla con controles táctiles, y un revolucionario dispositivo de comunicación por Internet con email a la altura de un ordenador, navegación web, búsquedas y mapas; todo ello integrado en un pequeño y ligero dispositivo de mano".
Es habitual mostrar al público la confianza en un nuevo dispositivo alabándolo hasta la extenuación, pero en este caso concreto Apple necesitaba hacerlo para despejar todos los fantasmas del fracaso que rondaban a su alrededor. Porque los meses previos de iPhone no fueron sencillos, por no hablar de su propia presentación.
Vayamos en orden cronológico. Apple ya había intentado convertir su famoso iPod en un teléfono en 2005, en un ambicioso acuerdo con Motorola que dio pie al defenestrado Motorola ROKR. El experimento de integrar iTunes en el ROKR fracasó, lo que hizo que muchas compañías desecharan la idea de dar un papel importante a la música en sus teléfonos. La sociedad parecía decidida a no mezclar churras con merinas: las llamadas y los SMS, en el móvil; la música, en un iPod. El riesgo de juntar ambas en un iPhone tras el chasco del Motorola ROKR era evidente.
A todo esto, se le suma los problemas de agenda que conocimos al comienzo del artículo que obligaron a adelantar la presentación. Esta decisión pudo tener consecuencias fatales, porque la demo del iPhone que mostraron al mundo en el Macworld y que presuntamente funcionaba sin problemas, era en realidad un desastre que fallaba más que una escopeta de feria, como admitió en 2013 uno de los ingenieros de iPhone, Andy Grignon, al New York Times. La mayoría ni lo recordarán, pero al final del evento, el iPhone que manejaba Steve Jobs se colgó y dejó de responder, obligando al CEO de Apple a dar una lección magistral de gestión de crisis, contando una anécdota suya y de Steve Wozniak para entretener al público.
Afortunadamente para Apple, entre unos y otros salvaron la presentación. ¿Cómo? Mostrando las características en un orden previamente estudiado, para evitar en la medida de lo posible a lo largo de la hora y media de exposición los continuos crasheos de aquella demo. Y sí, también hicieron trampas, con Jobs usando distintos iPhone sin que nos diéramos cuenta, con la instalación de una antena portátil privada para que el smartphone no perdiera la conexión, o incluso poniendo una imagen falsa en el proyector en la que el iPhone conservaba su batería al máximo todo el rato. Por supuesto, como ya hemos comentado, el gen comunicador de Steve Jobs, quien ensayó durante seis días la puesta en escena, le aportó el toque definitivo para dar veracidad al 'engaño'.
Seguro que existe un universo alternativo en el que este cúmulo de riesgos terminaron saliendo mal, y ojalá conocer las consecuencias para esa sociedad de 2022. Volviendo a nuestro universo, que es el que nos atañe, en 2007, y a pesar de una presentación histórica, muchos presagiaron el fracaso de iPhone. En abril, cuatro meses después del Macworld y dos antes de su lanzamiento, Steve Ballmer, por aquel entonces CEO de Microsoft, se mostraba tranquilo ante el nuevo proyecto de Steve Jobs en un foro organizado por USA Today. Demasiado, quizá, hasta el punto de afirmar que "no hay ninguna posibilidad de que el iPhone vaya a lograr una cuota significativa de mercado. Ninguna". Quizás estaba influenciado por uno de los programadores de la compañía, David S. Platt, que en su blog (algo muy de 2007) aseguró que el iPhone "será un mayor fracaso que las películas 'Ishtar' y 'Waterworld' juntas". Opinión que, por cierto, también compartían los CEO de BlackBerry, Mike Lazaridis y Jim Balsillie.
La prensa era también muy escéptica. Techcrunch, una de las páginas tecnológicas más influyentes de Estados Unidos, no tuvo piedad con el iPhone. Criticó su cubierta de vidrio, su teclado ("no nos sorprendería ver a recientes compradores de iPhone arrepintiéndose de haber desechado su BlackBerry gastando una hora extra en teclear emails en una pantalla") y su software ("la peor idea de software de la historia").
Nada de ello pudo con la fuerza de aquella presentación que está de aniversario. El iPhone salió a la venta el 29 de junio entre un hype tremendo, con cientos de personas haciendo cola durante días en las tiendas Apple de EEUU. Tan solo cinco meses después, la revista Time lo consideró el invento del año. En 2016 iría más allá, denominándolo "el dispositivo más influyente de la historia".
Apple vendió 6 millones de iPhone en su año de lanzamiento. Richard Sprague, gerente de marketing de Microsoft, dijo estar completamente seguro de que la burbuja se pincharía, y que en 2008 no superarían la barrera de los 10 millones. De nuevo, calcularon mal. En 2008 vendieron 13 millones de iPhone, y una década después, 206 millones. En 2022, Apple se convirtió en la primera empresa del mundo en alcanzar un valor en Bolsa de 3.000 millones de dólares. No hubiera sido posible sin aquel 9 de enero de 2007.