Un estudio implementa el cordyceps de 'The Last of Us' en la placa base de un ordenador para hacerlo funcionar
Los investigadores han implantado la infección de cordyceps que da origen a la serie de una manera funcional en un ordenador.
10 Marzo 2023
|El campo de la biotecnología es un ámbito muy prometedor y realmente sorprendente. De los experimentos que hacíamos de pequeños en los que encendíamos una bombilla con una patata a la kombucha que sirve para armar circuitos eléctricos o las células fotovoltaicas creadas con base en las algas, hay cientos de miles de horas de investigación acerca de las aplicaciones tecnológicas que pueden tener los organismos vivos. Cada cierto tiempo algún estudio da sus frutos y nos sorprende con lo más loco del mes. Esta vez le ha tocado a los hongos y la computación, dos cosas que poco o nada tienen que ver a priori.
En la calma que precede a la tormenta del último capítulo de 'The Last of Us', una investigación británica ha sorprendido al mundo con el primer ordenador que puede funcionar con hongos como sustitutos de elementos de su placa base.
El cordyceps no solo altera el comportamiento de los insectos y humanos, también el de las placas base
La investigación se ha realizado, como no podía ser de otra manera, en el UCL (Unconventional Computing Laboratory, Laboratorio de Computación No Convencional en español) de la Universidad del Oeste de Inglaterra. Este se fundó en 2001 bajo la firme creencia de que los ordenadores del futuro estarán construidos con química o sistemas vivos que trabajarán conjuntamente con el hardware y software. El equipo está dirigido por Andrew Adamatzky, quien ha explicado que los hongos son un organismo ideal con el que experimentar, debido a que su micelio actúa como un cerebro humano. El micelio recorre todo el hongo hasta las raíces en forma de filamentos muy finos, por los que se puede transmitir impulsos eléctricos. Todo esto está muy bien, pero, ¿cómo funciona?
Aprovechándose de esos hilos que transmiten actividad eléctrica, los investigadores han traducido la existencia de energía, o la ausencia de ella, al lenguaje computacional. Es decir, si existe impulso en el micelio, el resto de la placa base lo interpreta como un 1; si no existe tal corriente, como un 0. De esta forma han conseguido, mediante el código binario, integrar hongos con el resto de los componentes. Una vez logrado esto, la labor de los científicos pasó a ser la de codificar los diferentes tiempos y espacios entre esos 1 y 0 para relacionarlos con los distintos componentes de la placa. Además, han descubierto que la velocidad de la comunicación es mayor si se estimula el micelio desde dos puntos separados, consiguiendo de esta manera establecer incluso una memoria.
Los hongos con los que han trabajado hasta ahora han sido los Ostra, Fantasma, Ganoderma Resinaceum, Enoki, de branquias abiertas y... Cordyceps Militari. Efectivamente, el que causó el fin del mundo civilizado en 'The Last of Us'.
Ahora bien, que nadie piense que dentro de nada tendrá un ordenador hecho a base de hongos en su casa, ya que, como el propio Adamatzky le dijo a Popular Science, "en este momento son solo estudios de factibilidad. Solo estamos demostrando que es posible implementar computación, circuitos lógicos básicos y circuitos electrónicos básicos con micelio [...] En el futuro, podemos desarrollar computadoras y dispositivos de control de micelio más avanzados".
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Además, según han apuntado los investigadores, los ordenadores hongo nunca podrán igualar las velocidades de los ordenadores modernos actuales. No obstante, sí que podrán presentar algunos beneficios sobre estos, como una mayor tolerancia a los fallos al poder autorregenerarse, reconfigurarse naturalmente y presentar un consumo energético bajísimo.
Los ordenadores construidos con hongos son otro de esos inventos de la biotecnología que pueden acabar implantándose en nuestro día a día en un futuro lejano, pudiendo llegar quizás a mejorar el rendimiento de las máquinas convencionales y recorriendo una vía más favorable para el medio ambiente. Eso sí, crucemos los dedos para que el cordyceps no mute a una forma poco deseada.